
En un instante de vértigo,
en la comprometida lidia,
el toro con las pezuñas sobre tu montura,
buscando tus brillantes hombreras de oro…
la sangre no se te heló en las venas…
un escalofrío corrió por la puya
hasta tu alma torera…
pero las fuerzas no te abandonaron. ..
A tu lado, babeando tu gregoriana,
con las patas sobre tu rocín,
sentiste el hálito caliente,
el de la respiración encastada.
No era un gemido ni un lamento,
no, era algo mucho más terrible...
el hálito cárdeno de "Capitán",
poderoso e indomable…
No diste la espalda a tu caballo …
no diste la liza por perdida…
sujetaste la embestida
con la fuerza de tu corazón,
un corazón torero de verdad,
un corazón que ahora se nos ha marchado…
un corazón de golpes de oro
y de alegrías brillantes cómo lentejuelas…
un corazón que nunca dejará de latir…
porque es la energía pura
la de la torería que iluminó tu chaquetilla
de destellos toreros
y de luces doradas…
“La puerta grande abierta caballero”
Mi homenaje a un torero...
Lamborghini
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