
En el oscuro laberinto de un bello poema...
Del negro vacío de la muerte,
a la plenitud colora de la vida...
De un camino ciego de negro destino,
a un luminoso sendero de energía cegadora...
Pisaste la arena con pies de melancólico ocaso...
levantaste la mirada, sabiendo que no debías...
y sin moverte citaste a la Muerte...
Quieto viste el frío avanzar hacia ti,
con la fuerza de un trueno...
Enroscaste la gélida sombra a tu frágil cintura,
enamorado del juego con la Parca...