
En el oscuro laberinto de un bello poema...
Del negro vacío de la muerte,
a la plenitud colora de la vida...
De un camino ciego de negro destino,
a un luminoso sendero de energía cegadora...
Pisaste la arena con pies de melancólico ocaso...
levantaste la mirada, sabiendo que no debías...
y sin moverte citaste a la Muerte...
Quieto viste el frío avanzar hacia ti,
con la fuerza de un trueno...
Enroscaste la gélida sombra a tu frágil cintura,
sometiéndola con un beso ardoroso...
Mientras renacías en aurora de colores...
enamorado del juego con la Parca...
Con los negros de la muerte y los colores de la vida...Bellísimos siempre tus poemas.
ResponderEliminarUn abrazo
Esta es, Ignacio, la vida que se alza rabiosa sobre la muerte cada tarde de toros, el milagro indescifrable que muchos no alcanzan a comprender.
ResponderEliminarNosotros creemos, a pies juntillas, con las zapatillas clavadas en el albero y los ojos mucho más allá de la muerte, más allá, siempre más allá.... :)
Un beso, hermano.
Sí,así es Berrendita, la mirada mucho más allá... la mirada sin el velo de la hipocresía, sin el discurso de los funcionarios de la estupidez...
ResponderEliminarCon la palabra de la poesía, la mirada borracha de Arte y la pasión a flor de piel... ;-)