http://www.youtube.com/wat ch?v=k1-TrAvp_xs&feature=r elated
Mozart, Lacrimosa.
Amargura, borracha de Arte...
Era brutal,
como una oscura tormenta…
Negro,
como el hueco del abismo…
En su cara brillaba muda,
una mirada abrasadora…
Él se acercó…
fríamente,
vestido de verde botella y oro…
Caminaba despacito,
compás sereno,
que cimbrea un cuerpo…
pasmo de luces,
que ilumina sombras.
Miraba al toro,
sin mirarlo,
y el toro lo miraba a él…
sorprendido…
¿Quién osa caminarme así?
Se paró el pasmo de destellos de oro…
estaban ahora frente a frente,
El corazón de luces
y las frías astas…
La plaza no se movía,
ni siquiera respiraba…
Estaba entumecida, muda…
Él parecía un ángel vestido de oro…
El toro un ennegrecido diablo.
Ya demostró su poder,
derribando monturas y jinetes…
Su mirada era…
sentencia pronunciada.
Sus tremendas cuernas,
una horca…
Su presencia,
la cárcel de las dudas…
Adelantó la muleta,
mirando a través del toro…
a la nada…
¡Eh!
¡Y se arrancó la muerte!
Embistiendo una y otra vez,
con un terrorífico brío…
Noria de quebrantos y destellos de arte…
La vida prendida de un suspiro…
Oro, sangre, incienso y verdad…
Locura mortal que busca a un hombre,
un hombre valeroso y limpio,
escondido tras un corazón torero,
orbitado por un carrusel de locuras…
Y embestía y embestía,
y sus negros ojos de azabache,
brillaban como el fuego,
cosidos a los vuelos de su franela...
y embestía… y embestía con dureza…
Segando con sus guadañas la arena.
Alguien gritó,
¡Indulto!
La plaza se cubrió de blancos pañuelos…
Remató la serie con un ceñido trincherazo,
El vértigo arropaba al torero…
Un ¡Ole! resonó como un trueno…
Se apartó del fiero toro…
Su rostro parecía de mármol…
Levantó la mirada,
por primera vez,
Y miró a los ojos al fiero tormento…
El toro lo miró levantando un cetro de muerte...
Las palabras mudas eran oscura condena...
¡Qué angustia tan grande la del torero!
¿Qué sería más terrible,
matarlo o dejarlo vivo?
Con toda mi pasión, dedicado a la casta…
A esa casta a la que se debe este rito.
Dedicada También en el día de su santo a Juan Iranzo Soler...
Un guerrero en defensa de la pureza de la tauromaquia...
Esta va por ti compañero.
Lamborghini.
Mozart, Lacrimosa.
Amargura, borracha de Arte...
Era brutal,
como una oscura tormenta…
Negro,
como el hueco del abismo…
En su cara brillaba muda,
una mirada abrasadora…
Él se acercó…
fríamente,
vestido de verde botella y oro…
Caminaba despacito,
compás sereno,
que cimbrea un cuerpo…
pasmo de luces,
que ilumina sombras.
Miraba al toro,
sin mirarlo,
y el toro lo miraba a él…
sorprendido…
¿Quién osa caminarme así?
Se paró el pasmo de destellos de oro…
estaban ahora frente a frente,
El corazón de luces
y las frías astas…
La plaza no se movía,
ni siquiera respiraba…
Estaba entumecida, muda…
Él parecía un ángel vestido de oro…
El toro un ennegrecido diablo.
Ya demostró su poder,
derribando monturas y jinetes…
Su mirada era…
sentencia pronunciada.
Sus tremendas cuernas,
una horca…
Su presencia,
la cárcel de las dudas…
Adelantó la muleta,
mirando a través del toro…
a la nada…
¡Eh!
¡Y se arrancó la muerte!
Embistiendo una y otra vez,
con un terrorífico brío…
Noria de quebrantos y destellos de arte…
La vida prendida de un suspiro…
Oro, sangre, incienso y verdad…
Locura mortal que busca a un hombre,
un hombre valeroso y limpio,
escondido tras un corazón torero,
orbitado por un carrusel de locuras…
Y embestía y embestía,
y sus negros ojos de azabache,
brillaban como el fuego,
cosidos a los vuelos de su franela...
y embestía… y embestía con dureza…
Segando con sus guadañas la arena.
Alguien gritó,
¡Indulto!
La plaza se cubrió de blancos pañuelos…
Remató la serie con un ceñido trincherazo,
El vértigo arropaba al torero…
Un ¡Ole! resonó como un trueno…
Se apartó del fiero toro…
Su rostro parecía de mármol…
Levantó la mirada,
por primera vez,
Y miró a los ojos al fiero tormento…
El toro lo miró levantando un cetro de muerte...
Las palabras mudas eran oscura condena...
¡Qué angustia tan grande la del torero!
¿Qué sería más terrible,
matarlo o dejarlo vivo?
Con toda mi pasión, dedicado a la casta…
A esa casta a la que se debe este rito.
Dedicada También en el día de su santo a Juan Iranzo Soler...
Un guerrero en defensa de la pureza de la tauromaquia...
Esta va por ti compañero.
Lamborghini.
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