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lunes, 6 de diciembre de 2010

Quisiera ser Toro bravo...




Quisiera ser toro bravo para poder subir al alcor... 
y a cada intruso que se acerque bramarle mucho temor...

Quisiera ser toro bravo laureado de cornadas, 
tener la capa muy negra, 
negra como la noche, 
como la noche más azulada...

Quisiera ser toro bravo y que ni la muerte ose mirarme... 
que al mugir hacia los cielos las nubes se vuelvan sangre...

Quisiera ser toro bravo, 
un torrente de bravura... 
y que mi estirpe presuma de su origen de casta pura...

Quisiera ser toro bravo y cuando mire a la Luna... 
a la Luna tan misteriosa... 
la Luna tras una nube se esconda muy temerosa...

Quisiera ser toro bravo, 
orgullo del mayoral del Alcornoque y la encina y también del matorral...

Quisiera ser toro bravo y al mismo viento hacer temer... 
al soplar entre mis cuernas hasta al aire estremecer...

Quisiera ser toro bravo... 
Rey único de la dehesa... 
monarca de las encinas, 
de las jaras y la sierra...

Quisiera ser toro bravo y combatir en el redondel... 
Que el ruedo beba mi sangre y mi esencia germine en él...

Quisiera ser toro bravo, 
con trapío de engalanar, 
vanidad de mi cortijo, 
corazón del encinar...

Quisiera ser toro bravo con la marca del albor, 
y cuando los alamares citen causar sólo terror...

Quisiera ser toro bravo y que mi muerte sea elegía, 
por los Olés ser bendecido y mecido por torerías...

Quisiera ser toro bravo y morir combatiendo a ley, 
atravesado por un estoque, 
el estoque que empuñe un Rey...

Dedicada con todo mi afecto y con un fuerte abrazo, a mi amigo Manolo... por recibir la vida siempre a portagayola y con el corazón en medio...
¡Va por ti compañero!



Ignacio Lamborghini.

sábado, 30 de octubre de 2010

Toro...




Es la noble cabeza negra pena,

que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.

En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.

Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:

Es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.

Rafael Morales

sábado, 11 de septiembre de 2010

Morante, ¿Quién fraguó tu porte torero?



Torerillo, mi frágil torerillo... 
Tú que te enciendes en tu propia luz...

Tú que te expones a las oscuras sombras...
Entre los trazos más bellos,
los de tu deslumbrante tauromaquia...

¿Qué mano inmortal, qué ingenio divino
pudo idear tu magistral figura?

¿En qué lejanas fraguas, 
en qué fuego se forjó la sutileza de tus manos?
¿Con qué alas te cincelaron,
para que te eleves así ante nuestros incrédulos ojos?

¡Oh mi príncipe torero!

¿Qué poder te otorgaron, para mecer así la fiereza de los toros?

¿Fue él quién te creó?
¡Sí, seguro que fue él!
Fue Dios todopoderoso...

En estancias del Arte talló los latidos de tu corazón torero...
Y al dar vida a los latidos de tu corazón,
le dio la Gracia a tus manos de seda...
Luego las engarzó a tus brazos toreros con muñecas de oro...

¡Qué piernas de aplomo, que pies de Albero te otorgó!
¡Qué rosario de venas toreras!
¡Qué sangre bendecida en los ríos puros de los cielos!
¡Qué misterio envuelto en los dolores de la pasión! 
¡Qué condena de acechos oscuros!

¿En qué horno se templó tu soberanía?
¿En qué yunque tu bronce torero?


¿Con qué magníficas formas osó dominar tu creador a los mortales?
¿Con qué terribles miedos nos encadena, 
cuando te acaricias frío y elegante con La Muerte?

Cuando los bramidos de venganza arrojan sus astas
y bañan los cielos con nuestras lágrimas...
¿Sonríe tu creador al ver su obra?


¿Quién te hizo, cordero de luces, quién te creó?
¿Fue Dios quien te fraguó?...
¿Quizás para dar luz a nuestras vidas con tu Arte?
O quizás para castigarnos con el miedo a perderte...

Cuándo acabó su obra,
¿cuantas veces la besó?
¿Cuantas lágrimas de felicidad derramó?

Torerillo, mi torerillo que te enciendes en luz divina...
Por los trigales dorados de la tauromaquia te seguiré por siempre...

¿Qué mano inmortal, qué ojo creador pudo imaginar tanto Arte?
¿Quién osó idear tu tauromaquia de impensables geometrías?


jueves, 26 de agosto de 2010

La gracia de Dios...



Para acompañar la lectura, como se acompaña el toreo...

La tarde...





Sentía un run run en mi cabeza...
Los aficionados venían y venían...

El rito se iba abriendo paso en mi ser...
Ya estaban todos sentados, en silencio...

Fue entonces cuando la liturgia resonó con fuerza,
en lo más profundo de mi espíritu...

Redoblaron timbales en mi piel,
y se clavaron como saetas los clarines en mi alma...
Mi mente ya estaba embriagada por los colores de la tarde...

Sonó un crujido que me atravesó por dentro...
Era el cerrojo del patio de cuadrillas...
Mi cuerpo ya estaba entregado al rito...

Comenzaron a repicar en mi interior,
los más bellos sonidos de otros mundos...

Sonó el pasodoble la Gracia de Dios...
Tan puro, tan inmenso...

Y por el oscuro patio de cuadrillas,
Aparecieron relucientes tres toreros.

La foto, tan bella, es de Michael Crouser, un maestro tras el objetivo de la cámara. A él, muchas gracias!!




lunes, 23 de agosto de 2010

Sí, hoy soñé que era un torero...





Hoy he soñado que yo era torero...
Sí, hoy soñé que estaba en el centro del albero...
Tan solo... entre tantos y tan solo...
Sí, lo más solo que jamás me he visto.

Una expiación terrible, extrema...
La profecía de mis miedos,
ante la proximidad terrorífica de la Muerte.

Intenté creer en algo,
agarrarme a mi fe,
Pero esa fiera mirada...
no me permitía pensar.

¡Dios mío!
¡Cómo es posible!
Tan solo... tan solo...

Fue entonces cuando brilló una luz...
Sí, entre el pavor de las astas de muerte y yo...
Allí habitaba el amor celestial...

Entré de nuevo en mí mismo...
Cruzando el fango de mis miedos...
Se descongelaron mis brazos,
y noté como latía de nuevo mi corazón...

Adelanté la muleta con elegancia...
Con la gracia que me otorgó Dios...
Y con valentía,
cité a la Muerte...

Sí, hoy soñé que era torero...


domingo, 15 de agosto de 2010

¡Gracias torero!



Quise darle las gracias a Juan Belmonte...
Pero mi torero yacía dormido...
Su cama era de piedra sagrada...
Un altar de recogimiento...

Coloqué un ramo de flores junto a su cabeza...
Otro ramo junto a sus pies de aplomo...
Quise darle las gracias a mi torero...
Pero yacía dormido...

Se me hizo corto cruzar España,
para contemplarlo como si viviera...
Mas el viaje de regreso,
fue un lento pensamiento...


jueves, 12 de agosto de 2010

Pero el dolor era innegable...





Como una bella flor que brota en el centro del albero...
Así te veo yo, maestro...
Orbitado por un negro sortilegio...
Por una sombra abrasadora,
de una embestida encastada en el seno de la tierra...
Jugabas fríamente en la última pulgada...
De tu vestido de flores de oro delirantes,
caíste prendido por agujas de muerte...
Me estremecí al escuchar como se rasgaban tus carnes...
Quise despertarme de un mal sueño...
Pero el dolor era innegable...
Era mío tu sufrimiento, mi junco de oro...
Es tu espíritu puro dotado de compás,
el que me hace tiritar de emociones auténticas...
Ahora, con solo calibrar este espanto...
de verte indefenso entre las despiadadas astas de muerte,
solo puedo venerarte entre lágrimas...
Mi maestro de luz divina...
Eres la vida que renace entre tinieblas...
La savia primorosa de mis arterias de existencia.
(La fotografía es de mi amigo el Americano Michael Crouser, del libro "los toros")

lunes, 19 de julio de 2010

En el oscuro laberinto...



En el oscuro laberinto de un bello poema...

Del negro vacío de la muerte,

a la plenitud colora de la vida...

De un camino ciego de negro destino,

a un luminoso sendero de energía cegadora...

Pisaste la arena con pies de melancólico ocaso...


levantaste la mirada, sabiendo que no debías...

y sin moverte citaste a la Muerte...

Quieto viste el frío avanzar hacia ti,

con la fuerza de un trueno...

Enroscaste la gélida sombra a tu frágil cintura,

sometiéndola con un beso ardoroso...

Mientras renacías en aurora de colores...

enamorado del juego con la Parca...

miércoles, 14 de julio de 2010

Maestro de luces y sombras.


Maestro, hay una luz sesgada que te ilumina,
una luz que oprime con fuerza mi pecho...
Es el peso profundo de tu Arte místico,
ese Arte imposible de narrar, tan bello, tan poderoso...
tan perfecto como el sonido del órgano en la catedral.
Tu herida maestro me aflige...
Vivo en la pureza de tus cicatrices...
Moro el tiempo acompasado de tu rezo...
Tú eres el significado maestro...
Nada puede explicar tu tempo, ni nadie...
Eres el sello de la Esperanza...
Tú, nuestro rey de Oro,
Maestro del dolor imperial...
Brisa con aroma de hoguera antigua...
Cuando engalanado llegas, el paisaje te escucha,
las sombras contienen el aliento...
y en la distancia, la Muerte te observa enamorada.

A José Tomás Román Martín, el príncipe torero...

viernes, 2 de julio de 2010

Yo, Lamborghini el toro…Y tú, maestro, el matador...


Vuelvo al ruedo por ti,

yo,

Lamborghini…

A este ruedo emocionante…

Por ti, a este ruedo desgarrante…

¡Ay!,

¡con más daños que arrojo!

José,

¡Oh, gran torero entre negras Dalias¡

¡Compongamos un grandioso cartel!

! Una imposible y gran corrida!…

la más grande de nuestra vida…

Te propongo virtud de Galapagar,

tú, virtud de la vida,

el único espada…

Con tu traje de jardín de oro...

Yo,

Ignacio Lamborghini,

el toro…

Y tú José,

mi querido maestro,

el matador...

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Mi foto
Deportista de vida sana. Amante de la Naturaleza y naturalista, con conocimientos en micología, botánica y fauna... necesito la Montaña como respirar. Me alucinan los perros y los caballos. Me encanta leer y escribir. También me gusta mucho el dibujo y la pintura. Soy un apasionado de la Poesía española y de la literatura fantástica.

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